Después de contemplar por siete meses el estado sonámbulo de Valdemar, era evidente el resultado afirmativo que motivó mi experiméntalos doctores D Y F, los enfermeros y el señor L no encontraban las palabras y las acciones para demostrar su fascinación hacia mi.Consideraban el hecho mas que paranormal.
Resolvimos dejar a Valdemar privado de la muerte durante mas tiempo sin temor a nada.La noticia sobre la situación del hipnotizado tuvo una rápida y segura difusión.Todos sabían claramente que habíamos hecho que pasara.Esto atrajo la visita de incipientes científicos que confesaron su asombro por mis habilidades.
Yo permanecía indiferente ante el alboroto del pueblo.No me interesaba en lo absoluto ser famoso por mi singular prueba de articulo mortis, aunque yo mismo estaba sorprendido por el producto de esta.
Al pasar 1 año y 2 meses observando a Valdemar sin influencia alguna de otra cosa que no fuera vida; consideré en mutuo acuerdo con los doctores terminar la tentativa, lo que significaba regresarle la vida al moribundo.Su cuerpo respondió satisfactoriamente, encendiendo las manchas febriles en sus mejillas.Como era de esperarse, a las 2 horas murió.Sin mas preámbulos, lamentaciones y tristezas, depositamos al individuo en un agujero a 7m bajo la superficie.
Pero hubo algo que nos dejó perplejos.Desde el ataúd se escuchaban unos gritos que articulaban ayuda.Los presentes huyeron sin ademán de regresar y atestiguar la súbita escena.Los médicos y yo vacilamos para hacer algo porque recordábamos muy bien que el único “cadáver” que estaba ahí era el tísico Valdemar.
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