Joseph Conrad.
En 1857,
Berdiczen fue la fértil tierra,
Que dió como fruto otra criatura imperfecta,
Un escritor de mundo imaginario,
Que del mar fue admirador.
Desde joven fue navegante,
Reconoció la hermosura de esas aguas profundas,
Plasmando sus experiencias,
En los selectos escritos,
Que con fascinante inspiración marítima escribió.